Sábado, 4 de mayo de 2013-05-09 Excursión al Tejo del Barondilo (o Valhondillo).
La mañana se presenta primaveral y la puntualidad de los asistentes es para nota.
Nos repartimos en 2 vehículos; suficiente para los diez concurrentes a la excursión. A poco más de las nueve estábamos en camino de lo que iba resultar una jornada digna de recordar.
Sábado, 4 de mayo de 2013-05-09 Excursión al Tejo del Barondilo (o Valhondillo).
La mañana se presenta primaveral y la puntualidad de los asistentes es para nota.
Nos repartimos en 2 vehículos; suficiente para los diez concurrentes a la excursión. A poco más de las nueve estábamos en camino de lo que iba resultar una jornada digna de recordar.
Vamos por Colmenar, Cerceda, Navacerrada y Cotos. Aquí nos desviamos hacia Rascafría con unas panorámicas espectaculares que nos acompañan a derecha (Cuerda Larga) e izquierda (Peñalara) hasta el P.K. 31, en donde dejamos los coches al lado de un merendero y comenzamos el recorrido a contracorriente del Angostura o Lozoya, como se conoce a este río por estas alturas.
Pasamos la presa del Pradillo a poco más de un km del origen y un poco más adelante nos topamos con el puente de la Angostura. Hay que aclarar que ninguno de los participantes había realizado antes esta ruta y nos valemos de unos apuntes manuscritos que aportó Charo. A partir del km 3,5 la pendiente se “verticaliza” y tenemos que pisar algo de nieve durante 1,8km, hasta una encrucijada en la que nos cruzamos con un agente forestal motorizado que nos indica el camino para llegar al tejo desde este punto. Nos advierte de no levantar la voz en el trayecto ya que es zona de nidificación del buitre negro y por estas fechas están criando a sus polluelos. Este camino era casi horizontal hasta el Valhondillo, pues habíamos subido de más unos 50 metros.
Pero esto tuvo su recompensa ya que el tejo nos esperaba allí majestuoso con su nueva valla de piedra y forja que lo protege de “amantes efusivos” de esta reliquia viviente.
La zona está cubierta de pinos, esquenos, sauces, alisos, acebos y helechos, así que el tejo no se divisa hasta los 50 metros de distancia, y además hay que cruzar el Valhondillo pisando piedras no muy estables.
Bueno, pues como decía mi madre y le contaba su padre, (mi abuelo) el que no se cansa no descansa y la sentada que nos dimos reponiendo fuerzas nos supo a gloria, así como las viandas.
He de decir que Gimena y su abuelo nos dieron una lección de corredores de fondo, tirando siempre del pelotón.
La vuelta fue algo más corta, aunque no exenta de “riesgos”: en la primera encrucijada elegimos un camino que moría en una lagunita preciosa, llena de anfibios, pero como no era cuestión de recular decidimos seguir bajando hasta el Angostura que al fondo se anunciaba con su murmullo. No tardamos en dar con el arroyo y a reconocer lo andado al subir; esto ya era coser y cantar.
Rematamos la odisea con un refrigerio en el merendero y, ya motorizados, continuamos hasta El Paular con intención de visitar el arboreto, pero éste se encontraba a dos km de la entrada y ya las fuerzas y la hora nos hicieron desistir de tal propósito. Continuamos hasta Rascafría para coger la carretera al Pto. De la Morcuera, Miraflores, Soto, Colmenar y Tres Cantos: HOGAR DULCE HOGAR.
NOTA: Adjunto un croquis con el recorrido real y el que nos hubiera ahorrado un par de km. En un 2º fichero aparece otro itinerario que parte más arriba, y es más corto, pero que nos quiten lo bailao.